
Normalmente, cuando la gente habla de viajar a Estados Unidos, Nueva York sigue siendo la gran elegida. Tiene arte, cultura, vida nocturna y la posibilidad de encontrarte con Taylor Swift si pasas suficiente tiempo en el SoHo. Sin embargo, en los últimos años Filadelfia ha empezado a revolverse y es que, como vais a comprobar, tiene también mucho que ofrecer.
DÍA 1
Estamos de vacaciones y tiene que notarse, por eso empezamos con un brunch bien completo en Sabrina’s (34th Norte). Un local creado y regentado por alumnos universitarios que hacen turnos para sacarse un dinero cebando al público con sus platos gigantes. Si sois de dulce, las tostadas francesas del día os ayudarán durante la hibernación.
Un buen paseo hasta el Museo de Arte de Filadelfia os ayudará a bajar el desayuno. Tendréis que cruzar el río Schuykill para llegar a las famosas escaleras que le hacían de gimnasio a Rocky. Además, podréis haceros una foto con el famoso boxeador (ya que también somos todos cinéfilos).
Siempre hay gente haciendo la gracia de subir las escaleras corriendo, pero pocos rodean el museo para contemplar la ribera del río. Sed de la minoría. El museo, además, cuenta con una amplia colección de arte occidental desde la época medieval al siglo XX. Pero sin duda su ala de arte oriental, con reconstrucciones de okiyas y templos sionistas, se lleva la palma.

A la salida, es un buen momento para recorrer el Franklin Parkway, también conocido como Paseo de las Banderas. Después, cruza de nuevo el río, de vuelta a las calles 30 en adelante, para ir a visitar la Universidad de Pennsilvania. Esta es una de las ocho universidades de la Ivy League (las más prestigiosas del país) y la única en este estado.
Este área es fantástica para ver algunas de las casas típicas de los años cuarenta en la costa este. También para tomar algo a media tarde (mejor a partir de las 5 pm, para que no os consideren alcohólicos). Los locales en torno a la calle 40 ofrecen happy hour. Si lo preferís, podéis acercaros por las thrift stores (tiendas de segunda mano) de Baltimore Avenue.
Para cenar, una parada en horario americano en la Dock Street Brewing de Baltimore Avenue con la 50th. Pizza y un tablón de degustación de cervezas caseras destiladas con todo tipo de aderezos, desde pimientos hasta chocolate. Hay muchísima gente, especialmente en fin de semana. Así que mejor ir bien temprano o estar dispuesto a esperar un rato tomando una pinta.
DÍA 2
Hoy empezamos en el centro de la ciudad, desayunando en el Reading Terminal Market (abre a las 8.00 am). Aquí podemos encontrar comidas de todas las nacionalidades, tamaños, colores y sabores. Si te gusta lo dulce, el Flying Monkey y el puesto de la 4th Street, Cookie Company, son lo tuyo.
Si eres más de salado, te recomiendo el falafel o los sándwiches cortados en el momento. Sea como sea, no te olvides de curiosear todas las tiendas de dulces antiguos y de chocolate. Puedes encontrar bombones moldeados incluso con forma de partes del cuerpo (¿un corazón de chocolate? ¿dos pulmones de praliné? ¡Aquí!).

A la salida, si caminamos un par de bloques por Filbert St. podremos ver el Templo Masónico primero y el famoso Love Park poco después. Aquí todo el mundo para a hacerse una foto la escultura de Love creada por Robert Indiana. La mayoría son parejas haciéndose selfies mientras se besan. Por si lo que quieres es evitarlo.
Justo enfrente, en el centro de la ciudad, está el Ayuntamiento de Filadelfia. Hay que reservar el tour y la subida a la torre con antelación en temporada alta, pero merece la pena por las vistas. Estas visitas las guían jubiladas voluntarias con formación en Historia. La historia detrás del nacimiento y la disposición de la ciudad parecen sacadas de un episodio de Los Simpson.

Tras la visita, es un buen momento para visitar los Magic Gardens, unos jardines poco usuales creados por el artista Isaiah Zagar con todo tipo de materiales: mosaicos, espejos rotos, utensilios de cocina o bicicletas. Para llegar, recorremos Broad Street, donde además se agrupan la Academia de Música, la Universidad de las Artes y un puñado de teatros.
A la altura de South Street, giramos hacia la izquierda y pronto llegamos a los jardines. Si ya empieza a darte un poco de hambre, puedes coger un helado en la Big Gay Ice Cream de la esquina. Pero cuidado, hacen honor a su nombre (mejor no empezar cosas que no podamos acabar).

A la salida de los jardines, seguimos recorriendo South Street hasta llegar al Tattoed Mom. Este bar (atención, menores de 21 no bienvenidos) «inaugura» la zona queer friendly de esta calle. La decoración es… ecléctica, centrada en merchandising friki y de películas de terror (hola, Hellraiser). Durante la semana tienen promociones, especialmente en la happy hour.
DÍA 3
Hoy visitamos el centro histórico, comprendido entre las calles 2 y 7 en torno a Market Street. Sin embargo, para desayunar, paramos antes en el Kung Fu Tea de Chinatown (10th con Arch). El Chinatown de Filadelfia es pequeño, pero en él se pueden encontrar cosas interesantes como disfraces de Sailor Moon o bubble tea.
Desde ahí damos un paseo por Market Street hasta la calle 6, donde comienza el parque de la Campana de la Libertad. Se necesita entrada para verla, aunque a través de la cristalera ya está visible si pasáis de hacer colas. En este área se concentran numerosos museos sobre la historia de Estados Unidos, la de los colectivos afro-americano y judío y la Guerra Civil.

Si te interesa más el arte, hacia el norte de las calles 2 y 3 hay varias galerías que exponen piezas de artistas actuales y locales. El primer viernes de cada mes, las tiendas de segunda mano sacan sus puestos a la calle y las galerías organizan puertas abiertas. También en esta dirección, un bloque más al norte de Arch Street con la 2, está el callejón más antiguo del país, Ellfreth’s Alley. Esta callejuela conserva la arquitectura y decoración de la época de la Independencia.
Cuando empiece a picaros el hambre, en la esquina de la 2 con Market, está el Revolution House, bar de copas abajo y restaurante con terraza en la parte de arriba. Las pizzas son estupendas. O, justo enfrente, The Continental, un diner modernizado cuya especialidad son los martinis.
A la salida puedes ir hasta Penn’s Landing, la ribera del río. Aquí atracan los barcos-restaurante y puedes encontrar puestos de comida y bebida. Además, cuando hace buen tiempo, se instala allí un cine al aire libre totalmente gratis.

Filadelfia es para disfrutarla y perderse en sus calles. ¡No dudes en visitarla!
Si ya habéis ido contadnos vuestra experiencia y si vais a ir no dudéis en preguntarnos en el apartado de comentarios más abajo.