
Para John Wick ha pasado menos de una hora desde que se lo declarara excomulgado, pero nosotros hemos tenido que esperar pacientemente dos años. Dos años de dolorosa tensión por ver a cuántos asesinos profesionales iba a cargarse por minuto en su lucha por su supervivencia en John Wick 3.
La (no necesaria) presentación de John Wick 3
John Wick: Capítulo 3 – Parabellum es la tercera entrega (no me digas, Capitán Obvio) de la saga del que probablemente sea el “héroe” de acción más mañoso de esta generación. Tras su debut en 2014 con sólo su nombre como título (John Wick), su continuación, John Wick: Capítulo 2 (2017) lo catapultó al éxito siendo considerada una de las mejores películas de acción de los últimos veinte años.
La saga en sí tiene una premisa sin ambición: John (Keanu Reeves) es un asesino a sueldo retirado que acaba de enviudar y se cabrea bastante cuando le roban su coche y le matan a su perro. Todo lo que sigue no es más que nuestro protagonista desahogándose. Tú irías al psicólogo, y él mata a media Nueva York.

El encanto de esta saga, sin embargo, no radica en esta sinopsis tan simplista, sino en la sociedad de asesinos sobre la que se fundamenta todo lo que acontece: sus normas, su código ético y sus consecuencias. Eso sumado a unas secuencias de acción que ayudaron a redefinir un género que ya estaba bastante quemado, la convirtieron en el referente que es hoy día.
John Wick 3: el triple de ingenio y descaro
Tras una primera entrega que dejó fríos a unos cuantos y una secuela que convenció (y enamoró) a muchos de esos mismos escépticos, su director, Chad Stahelski, sin duda lo tenía complicado. La única opción para ganarse al público una vez más era echar toda la carne en el asador.
Y sin duda eso es lo que podemos ver en esta tercera entrega desde los primeros cinco minutos de proyección.

La cinta mantiene todo lo que ya sabía que funcionaba: el extraño carisma de un protagonista que apenas habla y las impecables escenas de acción con planos abiertos que nos dejan verlo todo con escalofriante detalle.
Ahora añade extra a todo esto, y tienes John Wick 3.
Con los colores más saturados que nunca, Parabellum se baña en la exageración. La película arranca con John controlando la cuenta atrás para su excomunión, y no nos deja respirar durante un buen rato. El inicio más pausado de las anteriores entregas se pierde; aquí venimos a ver chicha.
Más humor, también
Las anteriores entregas ya tenían su toque con esas pausas cómicas tan acertadas en medio de las escenas de acción, pero aquí han doblado la apuesta.

Parece haber bebido un poco de la acción de La Jungla de Cristal (Die Hard, 1988) o Arma Letal (Lethal Weapon, 1987). John Wick sigue tan inexpresivo como siempre, pero con su entorno como apoyo, hay más chistes visuales y verbales y mucho más seguidos. Esto ayuda a amenizar dentro y fuera de las secuencias de acción.
Concluyendo: Si te gusta la acción, toma dos tazas
Parabellum es, quizá, la entrega más ambiciosa de John Wick hasta la fecha. Grita a los cuatro vientos que su objetivo es entretener y lo logra con creces a la par que nos desarrolla un poco más la sociedad de asesinos sobre la que se construye.
Si no has gozado de la acción de John Wick en pantalla grande aún, aprovecha y vete al cine ya.

Te golpearás el pecho con…
- Las coreografías de las peleas, más originales que nunca. ¿Un lápiz? ¡Eso no es nada!
- El feeling de videojuego. Tendrás ganas de coger un mando.
- Keanu Reeves.
Te golperás la cabeza con…
- La media parte, donde el ritmo flaquea y la cinta se viene un poco abajo.
- Halle Berry, que sale mucho menos de lo que merece.

Que por cierto, es un éxito tan sonado que ya se ha confirmado la cuarta entrega. Sarna con gusto no pica, dicen, ¿pero es ya demasiado o no? Mientras decidís cómo os sentís con esto, podéis leeros nuestra crítica de Rocketman.
¿Queréis saber más sobre acción? Aquí puedes leer dos artículo teóricos sobre la acción narrativa y la acción autosuficiente. ¡Os leo en los comentarios!