
NEVER FORGET YOUR PAST (Nunca olvides tu pasado)
Así rezaba claramente hasta hace bien poco una cita en la fachada principal de este singular edificio que en su día fue la sede principal del Partido Comunista de Bulgaria. Fue inaugurado en 1981 como un elemento de propaganda para conmemorar el primer centenario del ‘Congreso de Buzludzha’, una reunión que lideró Dimitir Blagoev, líder del entonces flamante Partido Socialdemócrata (antecesor del Comunista), para establecer las bases del movimiento. A pesar de sus cifras faraónicas- en sus 7 años de construcción participaron más de 6.000 personas- el edificio concebido para mantenerse hasta el fin de los tiempos, fue abandonado a su suerte al cabo de 8 años tras la caída del gobierno socialista en el país y el comunismo soviético.

En pleno corazón de Bulgaria, y entre varios restos de tumbas tracias de la región de Kazanlak, se alza esta imponente mole con forma de platillo volante, que difícilmente podría despegar: 70.000 toneladas de hormigón, 3.000 de acero y 40 de vidrio seguramente lo dificultarían bastante.

Un complejo que se halla en un estado total de abandono que ya se percibe en la solitaria carretera de acceso, con varios baches a sortear, y que sin embargo conduce sin problemas hasta la cima de la montaña donde se erige el conocido como ‘OVNI de Bulgaria’. Aquí el único habitante es un silencio sepulcral –que a ratos se rompe por las fuertes rachas de viento– acompañado de una densa capa de niebla que crean una atmósfera fantasmagórica y única que te invitan a adentrarte en su interior.

Tras subir la escalinata principal estos deseos se intensifican. Como el acceso principal lleva décadas sellado volteamos la enorme circunferencia que dibuja el edificio para encontrar un agujero en uno de los laterales por el que se puede acceder: primero hay que sortear un asequible desnivel de 2 metros hacia una especie de caja de hormigón que conecta con una de las salas a través de otro desnivel –en este caso mucho mayor–, el cual conseguimos salvar con una escalera que alguien ha dejado allí para facilitar la entrada a otras personas que como nosotros tienen ganas de aventurarse en esta enorme mole de hormigón.
Después de superar una primera sala llena de escombros y varios pasillos sin iluminación nos dirigimos, cual arqueólogos en el interior de una pirámide, en busca de la sala principal, el Auditorio. En este amplio espacio ovalado se hace evidente el contraste entre el brutalismo arquitectónico exterior con un interior ricamente decorado: algo más de 500 metros cuadrados de murales y mosaicos que llevaron a cabo más de 60 artistas del país y que conmemoran la historia del movimiento comunista en Bulgaria. Todo ello con una clara inspiración soviética que, a pesar de la vandalización, todavía se respira entre sus muros.

Esta sala diáfana de proporciones titánicas acogió en su día –bajo la inmensa cúpula con el símbolo de la hoz y el martillo y la inscripción ‘Proletariado del mundo, ¡uníos!’– las reuniones del Partido Comunista de Bulgaria en unas bancadas que todavía hoy se mantienen, aunque en un estado lamentable, entre restos de ruinas. Sus imponentes dimensiones abducen y transmiten esa sensación presente en otras construcciones soviéticas: te hacen sentir minúsculo ante tal grandiosidad. Con ello pretenden plasmar ese ideal comunista del poder de la colectividad frente al individualismo.

Todo ello ante la atenta mirada de los líderes del movimiento tanto búlgaros como soviéticos que aún se mantienen bajo algunos grafitis como testigos del tiempo y la degradación de este espacio.

Desde el auditorio varias escaleras dan acceso a un piso superior aún más sorprendente, una sala que voltea todo el complejo repleto de restos de murales con incontables figuras y escenas que pretenden reflejar todos los estratos sociales del pueblo: desde el campesino al trabajador, desde las madres con niños a los guerreros.

Todo ello en un amplio corredor futurista que se asemeja a una nave espacial con unos gigantescos ventanales a través de los cuales –si el tiempo lo permite- se puede divisar el entorno en el que se ubica Buzludzha, coronando una cima que, no olvidemos, se encuentra en el centro del país.

A pesar de que en 2011 el Partido Socialista de Bulgaria se hizo cargo de su gestión, por ahora no hay ningún plan concreto de recuperar este monumento más allá del propio colapso al que, como el comunismo, se ha visto abocado. De hecho, ese “nunca” de la frase inicial “Never forget your past” con la que iniciamos nuestro relato es un añadido reciente. Y es que hoy, casi tres décadas después de que Buzludzha cayera en el olvido, hay algunos proyectos que pretenden rescatar lo que queda de él y retirar esa densa capa de niebla espectral y fantasmagórica que trata de ocultar el pasado.

Desde Mayo de 2018 se ha instalado una caseta con personal de seguridad las 24 horas del día junto al monumento que impide el acceso al interior del recinto según The Bohemian Blog. Esperemos que esto signifique el inicio de una más que necesaria restauración del OVNI, que le devuelva la grandeza perdida en las últimas páginas de la historia más reciente de Bulgaria.


¿Qué te ha parecido? ¿Sabías de tan peculiar construcción? ¡Nos encantará leerte en los comentarios!