
Hay historias cuya temática resulta especialmente compleja de llevar a la gran pantalla y conferirle un aire renovado respecto a sus precedentes. Y el divorcio es una de ellas. La sombra de la paradigmática Kramer contra Kramer (1979), sin desmerecerla, es alargada. Pero Marriage Story marca su propio camino.
Noah Baumbach, genial convergencia
El mismo Noah Baumbach había abordado anteriormente los asuntos de una separación en Un matrimonio de Brooklyn (The Squid and the Whale, 2005), en la que ya se atisbaba, además, la fina línea que separa el drama de la comedia.
Pero en Marriage Story consigue un resultado notablemente superior. El de un cineasta plenamente comprometido con la historia que quiere contar para que el filme resulte en una impecable y personal mezcla de tonalidades y puntos de vista.

En Noah Baumbach converge esa deliciosa combinación entre el cine de Wes Anderson, el de Woody Allen y el mejor cine europeo. En sus películas late la Nouvelle Vague e incluso Ingmar Bergman, en una clara referencia a Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, 1974).
Su cine está claramente vertebrado en los citados referentes a los que homenajea incansable y, sin embargo, Baumbach tiene una voz propia que parece ser cada vez más definitoria de su cine.
Las caras del prisma de Marriage Story
Nicole y Charlie, los protagonistas de Marriage Story, obedecen a los típicos roles de director (de teatro) y actriz. Personajes cuyo trabajo les ha unido y, a la vez, les llegará a desunir, en una mala gestión emocional de sus vidas en común.
La renuncia a un sueño en pro de la voluntad del otro, la comunicación insuficiente, la incompatibilidad, el ego, los incontables reproches, etc. son el detonante de la crisis de pareja, a partir de la cual cada uno, en sus momentos de flaqueza, caerá en las malas decisiones.

Baumbach sabe cómo distender la historia para no fatigarnos con una sobrecarga de drama. Este se encuentra latente, aflora en algunos momentos y los actores responden a ello a la perfección.
Esa sutileza, ese baile entre el drama y la comedia, ese dotar a las secuencias de frescura, sorpresa y distensión, en un equilibrio perfecto entre la medida y la espontaneidad, es lo que nos evidencia el dominio de Baumbach.
En cuanto a la música, la partitura de Randy Newman es cándida y solemne. Sus bellas melodías y su tratamiento como banda sonora nos retrotraen automáticamente a los filmes de la Nouvella Vague, cuyo eje musical ya fue homenajeado por Baumbach, en un ejercicio de pura nostalgia, al revivir los temas del gran compositor George Delerue en la excelente Frances Ha (2012).

Las interpretaciones
Scarlett Johansson lleva a cabo lo que podría ser una de sus mejores interpretaciones hasta el momento. Honesta, fresca, hipnotizante, sin llegar a ser sobresaliente. Adam Driver, que sabe bascular magníficamente entre la reserva y la explosión, es uno de los actores más curiosos (y justamente valorados) del panorama actual.
En cuanto a los secundarios, Alan Alda consigue una breve aparición genial. Por otra parte, Laura Dern, en un papel que parece una extensión del que ostenta en la serie Big Little Lies, nos maravilla y nos abruma a la par con su sobreactuación.
Resultan memorables los dos momentos musicales de ambos protagonistas, especialmente el de Adam Driver y su cálida interpretación del clásico Being Alive.
Conclusión: Marriage Story
En conclusión, Marriage Story logra ser dolorosamente cercana. Una historia íntima pero también amena y que derrocha inventiva. Cualquier espectador podrá encontrar en ella un nexo en común con su propia historia vital.
Y podrá reflexionar, asimismo, sobre el fino límite del amor, y sobre cómo el sufrimiento y el miedo nos conducen sin apenas darnos cuenta a una vorágine en la que las decisiones que tomamos pueden llegar a ser tan delicadas como alejadas de nuestra propia naturaleza.

Te golpearás el pecho con…
- Driver y Johansson, fascinantes.
- Que no cae en el sentimentalismo gratuito.
- Las secuencias del retrato mutuo durante el prólogo del filme.
Te golpearás la cabeza con…
- Que el espectador medio puede esperar un tratamiento muy diferente de la historia.
- Dern y Liotta, que rozan la caricatura.
EL VEREDICTO:

Si lo tuyo es el cine que denota personalidad, te recomendamos ferozmente nuestras recientes críticas de The Farewell o ¿Dónde está mi cuerpo?