
El viernes 11 se estrena Día de lluvia en Nueva York, protagonizada, entre otros, por Timotheé Chalamet, Elle Fanning y Selena Gomez. La última película (por ahora) de Woody Allen es la última en una serie de películas que demuestran un hecho indiscutible: ya empieza a estar viejo.
Podéis ver el tráiler doblado aquí.
Nota del redactor: he visto la película y escrito la crítica ignorando las acusaciones contra Woody Allen, ya que mi opinión personal es que esta película no debería existir por esas razones. Pero existe, así que hablemos de ella.
Selena Gomez destaca entre un reparto a medio gas | Día de lluvia en Nueva York
El talento que Timotheé Chalamet demostró en Call Me by Your Name y las tablas de Jude Law palidecen ante la mejor actuación de la película: la de Selena Gomez. Su despreocupación y naturalidad contrastan con Chalamet, que hace lo mejor que puede su versión del típico protagonista neurótico de Allen.

Por otro lado, Elle Fanning tiene problemas con un personaje demasiado caricaturizado, y el resto del reparto tiene personajes demasiado pequeños como para que llamen la atención (aunque eso es una de las cosas buenas de la película).
Un reparto sin llegar a relucir del todo, en una película donde el reparto es esencial a la hora de conseguir que funcione. Aunque la verdad es que el problema son más los personajes que los actores.
El cansancio artístico de un cineasta que dejó su mejor cine años atrás
Así pues, Día de lluvia en Nueva York se posiciona como la típica comedia romántica de Woody Allen, con sus malentendidos, su humor contra la clase alta sin dejar de formar parte de ella, sus personajes neuróticos y amantes del pasado. Sin embargo, no tiene la chispa que tuviese Midnight in Paris (posiblemente la última gran película de Allen) o el encanto de Scoop (denostada por muchos).

Durante toda la película da la sensación de que ves a un buen imitador de su estilo, quizá más interesado en parecer Woody Allen que en serlo de verdad. Gran parte del humor no consigue hacer reír. No porque sea malo sino porque es previsible, ya lo hemos visto en mil otras películas, la mayoría suyas.
Y aun así, quien tuvo retuvo. No es una película que te deje dormido en la butaca ni que te haga desear salir corriendo. Es correcta, aceptable, entretenida incluso. Pero no deja de dar la sensación de que está a un par de borradores de ser una película realmente buena.
Lo mejor de Día de lluvia en Nueva York es, de hecho, la lluvia.
La película repite tantas obsesiones del cineasta que resulta casi paródico. Gatsby (sí, como el del libro), el protagonista interpretado por Chalamet, no tiene más de 22 años pero visita bares con pianista, melancólico por tiempos que él nunca conoció. La clase alta está llena de hipócritas, como Hunter (el hermano de Gatsby) que no quiere casarse con la mujer (a la que dice que quiere) por su risa.

Y una obsesión más, que esta vez toma protagonismo, es el romanticismo inherente en la lluvia. Allen no fue el primero, ni será el último; pero si hay un elemento de su cine que mantiene el vigor y la frescura en esta película es la lluvia.
En vez usarla como algo triste, que refleja la tristeza (negativa) de los personajes; la usa como tantas otras veces como algo positivo, un rayo de esperanza melancólica en la vida gris de su protagonista. Pero claro, para caminar melancólicamente bajo la lluvia salimos a la calle en vez de meternos en el cine. ¿No?

Te golpearás el pecho con…
- Selena Gomez y su personaje, el único que parece una persona real.
- La lluvia, que refresca casi todos los elementos rancios de la película.
Te golpearás la cabeza con…
- Elle Fanning y su personaje, que merecían estar mejor dirigida y escrita, respectivamente.
- El reciclaje de temas, personajes e inquietudes de pasadas películas de Allen, que huelen a rancio a estas alturas.
EL VEREDICTO

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