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[CRÍTICA] SECRETOS DE ESTADO

¿Nos miente la prensa? ¿Y nuestros gobiernos? En realidad, ¿de quién podemos fiarnos en las altas esferas? ¿Son las decisiones políticas que se toman siempre en interés del propio país? ¿Dónde queda el límite ético de un espía profesional? No os asustéis, no espero una respuesta. Para eso, ha llegado a nuestras pantallas Secretos de Estado, la última película de Gavin Hood (El juego de Ender), basada en la historia real de Katherine Gun. Y, como siempre, aquí os traemos una crítica calentita y sin spoilers.

Tráiler en español aquí.

La espía que se chivó

¿Quién es Katherine Gun? Keira Knightley (Piratas del Caribe, Orgullo y prejuicio) se mete en la piel de la espía británica que filtró información confidencial a la prensa y que fue luego llevada a juicio por traición.

Quizás os estéis imaginando trajes de etiqueta y letales armas colgadas en ligas de seda. Nada más lejos: Katherine trabaja escuchando conversaciones privadas y traduciéndolas del mandarín al chino.

Sus superiores le piden (como al resto de su equipo) que ayude a obtener información de mandatarios de la ONU para inclinar a favor de Estados Unidos la votación sobre el comienzo de la guerra de Irak.

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Su ética personal y una cadena de contactos harán que el mensaje llegue a manos de Martin Bright (Matt Smith, el brillante undécimo doctor de Doctor Who), el periodista de The Observer que, junto a su colega Peter Beaumont (Matthew Goode, de Downton Abbey) lo sacará a la luz.

El cuarto poder | Secretos de Estado

En cuanto la filtración se hace pública, presionada por sus superiores, Katherine confiesa y a partir de ahí su vida se convierte en un infierno en que cualquier poder superior al del individuo cierra filas para castigarla.

Tan solo Liberty, la agencia de defensores de los Derechos Humanos que dirige Ben Emmerson (Ralph Fiennes, lord Voldemort en la saga Harry Potter) estará dispuesta a ayudarla a encontrar una defensa legal que no quede desestimada por unas leyes creadas para proteger y encubrir los tejemanejes del Gobierno.

Estos son nuestros secretos de estado

Con Secretos de estado se retoma de manera brillante el género de thriller político y periodístico que se había quedado flojo en la reciente Los papeles del Pentágono (Steven Spielberg, 2018).

Esta película mantiene una tensión que más bien recuerda a la brillante Spotlight de Tom McCarthy (2015) o incluso, si queremos ponernos puristas, a Todos los hombres del Presidente (Alan J. Pakula, 1976).

El retrato de la serie de abusos políticos no solo a la intimidad de una ciudadana, sino también a la confianza del pueblo, así como de todos los medios empleados para silenciar el escándalo sin aceptar la culpa u ofrecer una retribución sirve para que nos planteemos, como espectadores, hasta qué punto podemos fiarnos de quienes nos representan.

No, la película de Hood no busca alentar la paranoia. Sin embargo, quiere que nos planteemos hasta qué punto la lealtad de un ciudadano es hacia su gobierno o hacia su país. Ah, por supuesto, y que asumamos de una vez que, como diría House, «todo el mundo miente».

La opinión de Kong. Peli o Manta

Te golpearás el pecho con…

  • Las interpretaciones de Knightley, Smith y Fiennes.
  • La tensión constante.
  • El retrato crudo de un gobierno corrupto.

Te golpearás la cabeza con…

  • La frustración que provocan unos cuerpos de seguridad obtusos.
  • La paranoia con la que saldrás del cine.

EL VEREDICTO

Bananas cine. Peli o Manta. 5

Claudia G.

Tengo 28 años y sigo esperando mi carta de Hogwarts. Entre que llega y no, me dedico a viajar, leer y escribir. Y he combinado las 3 cosas en mi primera novela, "Golden Galaxy Tour". Ya me contaréis...

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