
El pasado 24 de octubre, el Evolution Mallorca International Film Festival ofrecía el estreno europeo de Lalla Aïcha, dirigida por Mohamed El Badaoui. Rodada en Alhucemas durante el verano de 2018, el filme retrata los estragos de la pobreza y la emigración en el norte de Marruecos.
El estreno contó con la presencia del director y de su protagonista, Ángela Molina. Pero además, un día antes, la magnífica actriz recogía el Evolution Honorary Award en la gala inaugural de la novena edición del EMIFF, galardón que reconoce toda su trayectoria cinematográfica.
https://vimeo.com/427402831
La «maravillosa» Aïcha
Un accidente alejará al marido de Aïcha de toda su familia, dedicada a la pesca, en un pequeño pueblo del norte de Marruecos. Aïcha, madre de cinco hijos, verá cómo una serie de fatalidades llevarán a algunos de ellos a tomar decisiones como radicalizarse o emigrar a Europa, abandonando todo lo que conocen, en un escenario de penurias y desesperación.

La maravillosa Aïcha (Ángela Molina), como reza el título de la película, es el principal pilar y la que insuflará ánimo y templanza a los demás. En una entrega sin condiciones a todos y todas, sobrellevará el infortunio con resolución. Un coraje sobrehumano para aceptar la pérdida, la muerte y la incertidumbre.
El lenguaje del silencio
Ángela Molina brilla y se integra a la perfección en el escenario que retrata Lalla Aïcha. El suyo es un ejercicio con mérito añadido por conseguir, aparentemente sin esfuerzo, asimilar y hacer suyos el idioma, las gestualidades o los rituales domésticos de una cultura distinta y, a la vez, tan cercana, como es la bereber.
Los demás personajes, a excepción de la breve aparición de Aida Folch, los interpretan actores del lugar, muchos de ellos ajenos a la actuación, lo que dota al filme de un rabioso realismo.
Mohamed El Badaoui se decanta esencialmente por una ambientación sobria. Por empequeñecer a los personajes en el plano tiñéndolos a base de una fotografía fría y grisácea. Y en su lenguaje predominan las secuencias cortas que a menudo finaliza con un fundido en negro.

Sin embargo, este estilo encuentra un momento de contraste en las secuencias de la visita de una turista a la zona. Interpretada por Aida Folch, ésta pone una brevísima nota de color y ensoñación para el simpático hijo músico del matrimonio, pero también de desaprobación, para otros.
El Badaoui confesó que, con Lalla Aïcha, temía no saber guiarse con la palabra. En su pretensión de contar únicamente lo que sucede, el diálogo es un elemento secundario. Sin duda prefiere un cine silencioso, poético y contemplativo.

Lalla Aïcha y Lalla Ángela
El director de la cinta no concibe quedarse callado ante el drama que nace de la pobreza. Por ello, El Badaoui tiene muy claro que hay que visibilizar lo que mucha gente no se atreve a mirar de frente: los motivos de la inmigración.
Además, según él, con Lalla Aïcha demuestra que las mujeres son las que más sufren con la responsabilidad de no poder flaquear ante los acontecimientos y mantener a toda costa el equilibrio del núcleo familiar.

También tenía claro que Ángela Molina, actriz que alaba como tremendamente fuerte y segura de sí misma, era el rostro que necesitaba para «decirlo todo con la mirada».
Y así es: estamos ante una «Lalla Ángela» que colma el filme con su determinación. Con sus caricias, abrazos o bofetones. Con sus lágrimas y su ayuda. Y con su sagrado apego.

Te golpearás el pecho con:
- Su fuerza y su honestidad.
- Una espléndida y natural Ángela Molina, pilar de la familia y del filme.
Te golpearás la cabeza con:
- La concatenación de los episodios, cortos y contemplativos, podría llegar a fatigar a algún espectador.
EL VEREDICTO:

El EMIFF no ha sido el único festival por el que hemos pasado últimamente: también nos hemos dejado caer (desde casa) por el Festival de Sitges 2020. No te pierdas la crítica de Relic desde Sitges 2020.