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[CRÍTICA] KAREN

El 4 de junio se estrena Karen, una película sobre los últimos tiempos en África de la autora danesa Karen Blixen, interpretada por Christina Rosenvinge. La cinta es corta, bonita y poco trascendental (en el buen sentido).

Allá en África, vivía Karen

Donde la colonización llegó, pero la cultura europea apenas arraigó, una extranjera en suelo extraño se encuentra en soledad. Con su criado como única compañía, su máquina de escribir como alivio y una inmensidad de paisaje impoluto, la mujer blanca vive un día a día sin grandes vaivenes.

Karen (Christina Rosenvinge) y Farah (Alito Rodgers Jr), terrateniente y criado respectivamente, tienen conversaciones trascendentales sobre temas cargados de inmensidad y destino. Sin embargo, lo que ella cree que va más allá de la relación empleado y jefe, no se trata de más que una tensa convivencia de quien tiene que trabajar para sobrevivir y quien paga a otros para que trabajen.

Peli o manta. Karen. Ambos

Karen es una pequeña película en el mejor de los sentidos. Es un relato contemplativo íntimo, centrado en dos personas y girando alrededor de ellas. Por ello, la directora María Pérez ha prestado especial atención a la cualidad de la imagen (así como su calidad).

El argumento no existe y no lo necesita, ya que la cinta está en apogeo en los momentos sin diálogos, o diálogos tan rutinarios como el recitado de los sueldos de los empleados. En esos momentos lo personajes hablan a través de sus idiosincrasias, sus gestos y la ausencia de los mismos; y la cámara y el sonido sigue aquello que es importante.

Pausa y tranquilidad en la vida de Karen

Somos testigos a una realidad pausada, de una época en la que no se vivía a toda prisa, donde el tiempo no dejaba de pasar pero no había estrés por ello. Y es una lástima que esta plasticidad se pierda en los últimos tres minutos de película, pero no hemos venido a hacer spoilers.

Aprendemos más de los personajes en la escena en la que ella está convaleciente de una enfermedad y él la limpia, en silencio, intercambiando apenas cuatro palabras que en todas esas escenas donde hablan con tanta trascendencia.

La magia creada por imagen y sonido, y ese ritmo tan suavizado, está interrumpida por unos diálogos dolorosamente juveniles. El diálogo, en papel, no es malo; pero le falta una pasada para ajustarse tanto al tono del resto de la película y a sus intérpretes.

Peli o manta. Karen. Rosenvinge

Me pedía diálogos parcos, escuetos. No hace falta un gran monólogo ni una dialéctica exagerada sobre estrellas errantes y seguidoras ni discusiones inmateriales sobre Dios. Esas palabras convierten en texto todo el subtexto expuesto en el baño de Karen o las cuentas de sueldo de los empleados.

Con todo, Karen es una gran pequeña película. Y digo pequeña en el mejor de los sentidos. No tiene ambiciones estridentes ni delirios de grandeza erróneos. María Pérez tenía una visión concreta, y con 65 minutos, tres personajes y una casa le era suficiente. Y así lo ha hecho.

Te golpearás el pecho con…

  • Las imágenes, en general, y de los paisajes en concreto.
  • La pausa, la tranquilidad, la suavidad, y los 65 minutos de metraje.

Te golpearás la cabeza con…

  • El paisaje es agresivamente español, y cuesta ver África.
  • Los diálogos más intensos pecan de, bueno, intensos.

EL VEREDICTO

Bananas. Peli o Manta. 3.5 cine

¿Demasiado contemplativa para tu gusto?¿Prefieres algo más divertido para este finde? Mira a ver si quieres ir a ver Un pequeño contratiempo.

Y si quieres saber quién fue Karen Blixen, aquí tienes su wikipedia.

Miguel Corona

Intento de cineasta, guionista en potencia. A veces tengo opiniones sobre las películas, otras veces solo sentimientos por ellas. Fundamentalmente inofensivo.

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