
El viernes 6 de enero se estrena Bloodshot, dirigida por Dave Wilson y protagonizada por Vin Diesel. Y si hay una cosa que nos deja clara es que Diesel tiene la voz más grave de Hollywood. Por lo demás, pues eso, es una película.
Puedes ver el traíler doblado aquí.
Una idea sin profundizar
Por todos los defectos de Bloodshot, que son numerosos y de diversos grados de gravedad, hay una idea que revolotea por toda la película. A partir del minuto 30, aproximadamente, un giro argumental ocurre y convierte la insípida historia de un resucitado en busca de venganza en una historia similar a la del Gigante de hierro.
Sin embargo, esta idea que parece querer explorar nunca llega más allá de una simple noción. No parece atreverse a convertir una película de acción mediocre en una fábula sobre lo fácil que es manipular a los hombres, especialmente a aquellos consumidos por la venganza, la ira y, por ello, la masculinidad tóxica.

Ni siquiera llegan a articular la idea, dejando solo migas ambiguas acerca del tema de la película. Y así, navega sin rumbo entre personajes estereotipados y vacíos. El protagonista, interpretado por Vin Diesel, no es un personaje: es un buldócer sin profundidad, sin caracterización y sin personalidad.
Bloodshot, un estilo sin estética
Todos estos problemas quedan en evidencia al ver el envoltorio de este desastre temático. Dave Wilson dirige Bloodshot con el mismo sentido de la orientación que la historia que cuenta, sin casarse con un estilo, sin elegir una estética. No llega a encontrar el norte.
Contando con influencias tanto de Zack Snyder como de Michael Bay, la incapacidad de Wilson para tomar consciencia de su propio estilo hace que la película carezca de la personalidad que tienen las de estos otros dos cineastas (para mejor o peor).

Con esto no quiero decir que Wilson sea un mal cineasta, sino que se nota que es un director primerizo. Bloodshot es su primer largometraje y tiene todos los problemas que suelen plagar a las óperas primas: ritmo irregular, dudas a la hora de tomar decisiones y, quizá la mayor falta de todas, mucha influencia por parte de productores que consideran la viabilidad económica por encima del tema y la estética.
Ejemplo de la industria actual: Bloodshot como producto
Bloodshot como película no funciona, y sus partes individuales tampoco lo hacen. Sin embargo, algo “bueno” se saca de esta industria que hace las películas de acción y superhéroes en una cadena de montaje: los productores juntas las piezas y parece que la película funciona.

Por eso, esta película puede ser estudiada como la mediocridad de Hollywood. Lejos de los desastres cinematográficos como Cats, que tienen su propia chispa de vida, y de los híbridos entre ejercicio artístico y máquina de entretenimiento como Black Panther, Bloodshot se sitúa en el medio perfecto.
Es decir, es una película cuyas partes malas no son un desastre y sus partes buenas no son más que competentes, situada en el punto medio, en la mediocridad del sistema de estudios actual. No puedes decir que sea un esperpento, pero no está cerca de ser una buena película. Es, simplemente, un producto.

Te golpearás el pecho con…
- El carisma de Lamorne Morris.
- La idea flotante de la masculinidad tóxica como la causante de todo mal.
Te golpearás la cabeza con…
- Su ritmo, exasperante.
- Que nada en la película explicite esa idea de la masculinidad tóxica como causante de todo mal.
EL VEREDICTO

Así, para que veas algo bueno, te dejo el enlace a nuestro top 50 de la década 2010-2019.