
Hay muchas maneras de destrozarte la infancia. Ver ¿Quién está matando a los moñecos? es una de las mejores. Desde luego es mejor que llegar a casa y pillar a tu padre desnudo regando las plantas. ¡Gracias, papá!
En un universo donde humanos y moñecos comparten una realidad, el detective privado Phil Phillips (un moñeco) y la policía Connie Edwards (Melissa McCarthy) investigarán los asesinatos de los protagonistas de una serie de éxito en televisión que se va a redifundir dejando grandes beneficios para sus actores moñecos.
Una comedia tan salvaje, ácida y subida de tono que haría que el mismísimo Sid Vicious se tapara la cara en algunas escenas. Es importante recalcar que el elemento de extrañamiento utilizado (las marionetas) es realmente importante para el despliegue del tipo de humor que se desarrolla en el largometraje. Las palabrotas, la violencia y el sexo, con la perspectiva de los moñecos, aportan luz en un humor negro desgarrado.
Desarrollado sobre una trama de thriller clásica, quizás demasiado, los chistes del filme sustentan una fantasía humorística bien defendida por una brillante Melissa McCarthy (Mike & Molly, SNL), que si bien empieza muy fuerte, arrancando carcajadas del público, luego baja bastante conforme la película necesita seguir avanzando en la historia y dando información.
Si nos ponemos técnicos (¡Sí! ¡Pongámonos técnicos por favor!) la cinta adolece de un fallo en lo que yo llamo, «escalera dramática» (patente en trámite), donde una película es como una sucesión de escalones que siempre sube en intensidad dramática hasta llegar al clímax. Sin embargo, ¿Quién está matando a los moñecos? empieza muy fuerte, con la buena intención de marcar el tono desde el principio, pero luego se desinfla un poco.
El trabajo con las marionetas es bastante notable. El tratamiento de los moñecos es natural y nada forzado, técnicamente perfecto. Los personajes que desarrollan tienen un viso de realidad que realmente permite al público ponerse en su piel, eliminando la barrera del «trapo»… o gamuza, lo que sea de lo que estén hechos.
En definitiva, algo fresquito para ver en verano, con un tono diferente. Un producto surgido de una gran idea y desarrollado de una forma más que notable, provocando risas y asombro, que es el objetivo de la película y por lo cual se le pueden perdonar algunos de sus pecados.
Te golpearás el pecho…
- Con la pareja formada por Melissa y Phil (el moñeco), sin duda un gran acierto.
- Con los chistes desvergonzados y las referencias culturales sin complejos.
- El papel de patán interpretado por Joel McHale (Joel McHale Show with Joel McHale, en Netflix), que aunque corto, es brillante.
Te golpearás la cabeza…
- En las escenas evidentes donde te quedas esperando que explote algún moñeco o que el bicho más mono del universo suelte un taco de los gordos, como por ejemplo, no sé, ¿Culo?¿No? Yo es que fui a un colegio religioso…