
La película Las distancias (Les distàncies), dirigida por Elena Trapé, ganó en el Festival de Málaga la biznaga de oro al mejor filme español. Y no solo eso, su directora y Alexandra Jiménez, se llevaron la biznaga de plata a mejor dirección y mejor actriz. Llegar a los cines con tres premios bajo el brazo te hace sentarte en la butaca de otra forma.
Olivia (Alexandra Jiménez), Eloi (Bruno Sevilla) y Guille (Isak Férriz) y la novia de este último, Anna (María Ribera), viajan a Berlín para sorprender a Comas (Miki Esparbé), su amigo de la carrera. Una visita que no es tan jovial como planeaban.
La trama tarda poco en distanciarse de la explicitud para adentrarse en lo que las acciones de sus personajes nos intentan transmitir. Para ello, la magnífica actuación de su reparto es clave y significa una selección del todo acertada.
Cada personaje tiene su momento compartido con el resto y su momento en solitario, donde pueden expresar su interioridad que, como comentábamos, no es explícita, sino que deja parte del trabajo al espectador.
Pero la línea argumental, polvo soluble en el líquido emocional de Olivia y compañía, pierde presencia a medida que se remueven las situaciones, dejándonos con un jugo falto de sabor y nos produce cierto dolor de estómago.
Ese dolor viene dado por todas los momentos que viven sus personajes y que cada vez son más angustiosos. Una tragedia de sus individuos que intenta ser reflejo de una generación, la de los treinta y tantos, que mientras lucha por que todo siga igual, la vida les cambia a sus espaldas.
La idea es bella, la ejecución carece de soberbia, pero el ritmo es lento, haciendo que el filme se vuelva tedioso por momentos. Además, este nos llevará hasta un lugar inconcluso que promete más de lo que da: un puzle que no sabemos encajar del todo y del cual nos faltará alguna que otra pieza.
Sí es cierto que el filme debe digerirse, pues busca más hablar de sensaciones que de actos, y si bien la pantalla en negro reflejará nuestra cara de confusión, hay que darse un tiempo para volver a pensar en ella.
Te golpearás el pecho con…
– Las actuaciones.
– La profundidad de lo que plantea y la humildad con la que lo hace.
Te golpearás la cabeza con…
– El ritmo, que puede llegar a aburrir.
– Que el argumento no sea en ocasiones más explícito.