
El escándalo Ted Kennedy (Chappaquiddick) nos trae la historia del pequeño de los cinco hermanos, interpretado por Jason Clarke (El amanecer del planeta de los simios). Una historia real que vuelve a poner el foco de atención en un suceso poco conocido de la política norteamericana.
En 1969, seis años después del asesinato de John F Kennedy., Ted conduce ebrio y lleva a su lado a una de las ex-secretarias de su hermano, Mary Jo Kopechne (Kate Mara, House of Cards). Tras un accidente, el coche se hunde bocabajo en un lago y solo el senador consigue salir.
Ted deberá elegir entre escuchar a su amigo Joseph Gargan (Ed Helms, Resacón en las Vegas) y contar la verdad (renunciando así a sus opciones a llegar a presidir el país) o seguir las directrices de su padre (Bruce Dern, Nebraska), y ocultar su implicación en el suceso.
En esa elección, entre ética y política, se basa la película entera. Una fuerte disyuntiva para el protagonista con la que nosotros no empatizamos. Las razones por las que no nos identificamos prácticamente con ningún personaje son diversas.
Primero, porque es un suceso que no vivimos ni por localización geográfica ni por momento cronológico, segundo porque lo que hace sufrir a los personajes a nosotros no nos afecta lo más mínimo. Y, por último, porque estamos ante una película que explica un acontecimiento que podría leerse en una columna del dominical, no narrarse durante más de 100 minutos de película.
A quien le gusten las películas de base histórica, disfrutará con esta. Su tono se acerca mucho más a Figuras ocultas (Hidden Figures, 2016) que a Dunkerque (2017), pero con un ritmo más pausado (y dilatado). Carente de subtramas, 1 hora y 46 minutos en línea recta hacia el conocimiento de un hecho histórico que ha vuelto a abrir el debate en la prensa estadounidense, pero que quizá queráis disfrutar con una mantita cuando salga en plataformas digitales o en físico.
LA OPINIÓN DE KONG 
Te golpearás el pecho con…
– Poder conocer un suceso histórico.
– La (breve) actuación de Kate Mara.
Te golpearás la cabeza…
– Si luchas por empatizar con el protagonista. Te resultará difícil.
– Con la dilatación del filme, que se alarga en exceso.
– En algunos momentos en los que olvidarás estar ante ficción y creerás estar viendo un documental.