
El viernes 7 de febrero llega a nuestros cines Bliss, un vestigio de lo que fue el sexploitation y terror giallo de los 70. Dirigida por Joe Begos y protagonizada por Dora Madison, si no te suena ningún nombre de quienes participan es normal: es cine underground estadounidense.
Sexploitation, giallo, drogatas y muy, muy, muy poco que decir
Cada cierto tiempo, de las subculturas underground surgen películas que fracasan en taquilla, son vapuleadas (o ignoradas) por la crítica pero que, al poco tiempo, se hacen un nicho específico en la audiencia y consiguen un lugar de reverencia; marcando el estilo de futuros cineastas, influyendo a sus contemporáneos y pasando a ser cine de culto, de ese malucho pero bien intencionado.
Así hizo el giallo italiano de los 70, ese terror estilizado, pasado por sangre y desnudos. Esto ha pasado siempre en el cine de terror: lo hizo La matanza de Texas, lo hizo Halloween, lo hizo Alien.

Bliss no es una de esas películas. Bliss es un ejercicio masturbatorio y alegato a las drogas de un director que consiguió pelas para rodar en película y aun así conseguir ser ejemplo de que a veces grabar en digital es mejor. Es una película vacía, que exige al espectador que disfrute con escenas, personajes y efectos vistos mil veces antes. Sin ofrecer nada nuevo en el cómo lo está contando.
Básicamente, Bliss es una película sacada de los 70, recontextualizada con el uso de móviles (y poco más), donde cada gota de sangre es un brochazo sobre un lienzo donde nada ocurre, nada pasa y lo que es peor: que todo deja pasar de forma poco interesante.
Bliss: canto a las drogas
Toda película tiene un tema y una tesis, quiera o no el director. Por ejemplo: Joker es mala con ganas. Pero, joder, al menos intentaron tener un tema y una tesis aunque el resultado fuese un desastre.
Da la sensación de que Begos, el director de esta película, no parece interesado en temas ni tesis. O eso espero, porque el único tema y la única tesis que veo en esta cinta de falso terror es que las drogas son buenas, y te ayudarán a hacer arte. Lo cual es mentira, pero eso es solo mi opinión, y no merece la pena meterse a hablar de eso ahora.
El hecho está en que no pasa escena en la que la protagonista no se meta una raya de la droga del título, fume un porro o beba alcohol. Hasta ahí, todo bien. El problema es que la película te deja bien clarita una cosa: la protagonista es buena pintora porque se droga, cuando no está colocada es incapaz de pintar.
Y no quiero ser puritano, al fin y al cabo las drogas recreacionales no son malas en sí mismas. Sin embargo, la protagonista sufre de varias adicciones, y la película pasa del tema. Y cada vez que se mete una raya o da un calo al porro, el plano te dice “mira cómo mola meterse”.

Es decir, Bliss tiene lo peor del giallo, lo peor del cine de drogatas y lo peor del cine sexploitation.
A todo esto, Sexpoitation es el equivalente al destape español aplicado a películas de acción, básicamente, cuyo principal aliciente es ver casi sexo real en pantalla. Algo que se puede hacer muy bien y de forma artísica si se quiere, pero me temo que en el caso de Bliss no sucede.
Sexo, drogas y heavy metal al servicio del aburrimiento
De hecho, estoy bastante seguro de que el único referente visual para representar sexo en esta película es la pornografía. Y eso no es malo en sí mismo, solo es malo cuando la película no está interesada en hacer algo más que intentar que te pases un buen rato.
Y te pasas un buen rato… en el infierno. Aquí entramos en terreno totalmente subjetivo, porque todo este espectáculo de sangre y sexo no me entretuvo lo más mínimo. Y es que desde el tercer minuto de película estaba deseando que acabase por puro aburrimiento.

Quizá un amante incondicional de todos esos géneros y subculturas a las que referencia y pertenece esta película sea capaz de disfrutarla, aunque sea como un divertimento tonto para pasar el rato.
Sin embargo, como pieza de arte audiovisual, yo no la disfruté, no lo pasé bien, no me edificó a nivel artístico ni intelectual, no apeló a mis deseos sexuales ni sirvió como catarsis a un artista frustrado.
Fue, en definitiva, una hora y veinte de mi vida que no recuperaré jamás.
Una cosa a favor de Bliss:
Sin embargo, romperé una lanza a favor de esta película. Compararla con los clásicos de terror de los 70 y con el fervor del culto que despertó el sexploitation cuando tiene tan poco tiempo de vida es injusto.
Por lo que me comeré todas estas palabras que habéis leído en esta crítica si de aquí a cinco o diez años se sigue hablando de Bliss, ya sea para bien o para mal. Porque lo único que quiero hacer ahora es olvidarla, y creo que eso es lo que hará la mayoría de quienes la vean.

Te golpearás el pecho con…
- Eh… huh… Em… ¿está rodada en película en vez de en digital?
- Pf, yo qué sé. A uno le arrancan la cabeza de cuajo, eso mola, ¿no?
Te golpearás la cabeza con…
- Todas y cada una de las decisiones tomadas en la película a nivel artístico.
- Todos y cada uno de los clichés, estereotipos y lugares comunes del género, hechos sin pizca de originalidad.
EL VEREDICTO

Pero lo importante es que ya llegan los oscar y puedes votar tus favoritas. Y si alguien te obliga a ver la peli, píllate uno de estos en Amazon.