
Black is Beltza, de Fermín Muguruza, lleva ya unas semanas en cines. Es hábil, el guipuzcoano, con casi cualquier cosa que tiene que ver con el arte. Lo sabemos bien los de la tierra, porque hemos reventado el suelo de los cascos viejos a base de Sarri, Sarri. Y porque para mal (pero sobre todo para bien) el chaval forma parte de nuestra cultura popular. Aunque de La Rioja para abajo alguna gente no lleve muy bien su libertad de expresión.
Esta introducción nada tiene que ver con la película. Pero es imposible no mencionar que la psicología del director es parte indispensable para entenderla. Más aún siendo la primera. Black is Beltza está impregnada de la esencia de Fermín y de su bagaje tanto musical como político.
Octubre de 1965
Quedaos con esta fecha. Por que a partir de aquí empieza el periplo del protagonista, Manex, por distintas partes del mundo para descubrirse a sí mismo. A su alrededor se agolpa una red de servicios secretos y guerrilleros revolucionarios que buscan cambiar el sistema. En este entorno el protagonista se mueve como pez en el agua porque habla 4 idiomas.
En Black is Beltza el director se aprovecha de la corrupción política y del progreso sumido en decadencia de un década tan privilegiada como los 60. Donde lucharon auténticos héroes como Malcolm X, Muhammad Ali, Angela Davis o El Che, bajo la música de Otis Redding o la psicodelia del The Factory.
Sabores, texturas, fantasías y colores en un trabajo de dibujo simple pero fuerte. Que llena la pantalla.
VOSE
Cuando el director es de Irún; ¿qué se entiende por versión original? Hasta la fecha los vascos conocidos del cine se dejaban llevar por el mainstream lingüístico. Optando en su mayoría por el castellano, si acaso con algo de acento. Pero en los últimos años obras del audiovisual como Loreak (2014) o Handia (2017) han puesto encima de la mesa una alternativa que, de diferente, casi parece indie. Como dicen en la película: ¿Qué idioma es ese? … ¿Cherokee?
Del Euskera, pero también del Francés y del Español, se habla mucho en el filme. Aunque la mayor parte transcurre en inglés, ya que el acompañante de Manex en su periplo por el mundo es un trompetista afroamericano.
Eso sí, todo está subtitulado.
Guiño reivindicativo
Seguramente, de no incluir cierto mensaje, podríamos estar hablando de un videoclip. Como muestra el fantástico tráiler con el que dieron a conocer la película. Pero es precisamente por ese guiño perpetuo a la insumisión y la rebeldía en los diálogos que la obra adquiere un carácter profundamente reivindicativo. Al nivel de Good Bye, Lenin! (2003), Tierra y libertad o (poniéndonos tiernos) La lengua de las mariposas (1999).
Divertida, romántica, reivindicativa y en ocasiones desgarradora. Así podríamos definir la forma de ser de Black is Beltza. Ópera prima como director del que fuera cantante de Kortatu, Fermín Muguruza.
Black is Beltza es una buena película. No es una película que rompa esquemas técnicamente o en guion, pero tampoco le hace falta. Los letreros podrían haberse hecho con más esmero, pero nada más. Es importante saber que la película está basada en el cómic homónimo (Bang Ediciones, 2014), editado y escrito por el propio Fermín y Harkaitz Cano. Con las ilustraciones de Dr. Alderete, concepto visual que se ha querido mantener.
Black is Beltza, reservar por anticipado
Black is Beltza, una película en euskera, lo está petando en todo el reino. En parte es por su política de comunicación transmedia y por su distribución en salas pequeñas de toda la geografía. En Madrid, por ejemplo, la podéis ver en los Golem en tres sesiones diarias y conviene reservar butaca por adelantado a través de su página web. Se peta la sala.
Solo queda por decir que Black is Beltza no es una película para todos los públicos. Gente pasada de vueltas podría sentirse ofendida. Quizás alguien se descubra de pronto soñando con un mundo más justo. Y puede que alguno o alguna incluso se ponga a ello al día siguiente.
Y es que el cine, como la música o las drogas, tiene un poder transformador.
¿He dicho ya que Black is Beltza es una peli de música y drogas?
Texto de Pablo Iturriaga, redactor jefe de Temperance Writers, portal especializado en servicios de redacción de contenidos para marcas y empresas.
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